I

Con un nombre exótico, medio negro, medio blanco, con una hermana musulmana, Barack Obama, desde la plataforma de los demócratas, logró imponerse en la elección americana del 4 de noviembre.

Sin duda fue histórica. Piénsese en el esfuerzo que ha debido implicar, en un país de predominio blanco (67.4%) con componentes minoritarios importantes: negro (13.4%), latino (14.1%) y otros (5.1%), la victoria de un afroamericano. El resultado desdibuja la imagen de un país de gobierno “blanco” de por siempre y acentúa el rasgo de una sociedad de oportunidades.

Sin embargo, Obama no ganó con un discurso racial. Ninguna minoría se impone como tal a una mayoría. El suyo fue un predicamento unitario. Ahí está una de las claves.

En su triunfo se conjugaron varios factores: subjetivos, objetivos y de oportunidad. El primero es el liderazgo y el gran carisma de Obama. Su talento como comunicador y su conectividad con la gente. La excelente estrategia de su campaña, el brillante trabajo político de un partido finalmente unificado.

De otra parte, los grandes problemas del país y la quiebra de la administración Bush –un presidente con muy mala suerte (9/11, Katrina, crisis económica) y errores grandes: Irak (victoria en la guerra, derrota en la paz). A Bush se le endilga de incompetente, aunque ningún presidente gobierna solo.

Entre las preocupaciones de los americanos la crisis económica es la principal. El 57% así lo considera. Las otras tiene menos cuerpo: la guerra en Irak, por ejemplo, solo alcanzó el 13% o la inmigración indocumentada apenas un 5%.

Alrededor de un millón y medio de familias han perdido sus casas, muchos se van viendo sin empleos, otros erosionados sus fondos de retiro. Asuntos muy concretos. Ganar una elección no depende únicamente de buenas y acertadas palabras. La contingencia y el contexto pesan.

La sostenida tendencia gananciosa de Obama frente a McCain se advirtió nítidamente a partir del 16 de septiembre: del 46% sobre 45% hasta alcanzar, el 3 de noviembre, el 51 sobre 44. Esto es, a partir de la quiebra de los bancos, el mapa comenzó a cambiar aceleradamente y los indecisos a convencerse.

Hay elecciones en las que la gente se siente más impelida a participar. La de 2008 fue concurrida pero no rompió records. Fue en la terrible década de los sesenta donde se marcó el pico: en 1960, (Kennedy vs. Nixon) la participación alcanzó el 63% de la población electoral de entonces.

El martes 4 la participación resultó de un 61.7%. (124millones 33 mil, según los preliminares), tan solo dos millones más que en la elección de 2004. El dato final y preciso está por venir, luego que se solucionen las controversias en algunos estados.

Lo que sí ha quedado claro fue que votó mucha gente joven, más afroamericanos, más latinos, y más asiáticos. El voto temprano fue sumamente concurrido: 31.7 millones (por lo menos en 30 estados). Las largas filas entonces hicieron temer una inundación de votantes para el martes 4. Sin embargo no fue así. Las filas en el “early vote” se explican pues los recintos electorales son pocos y reducidos su personal.

II

Obama ganó aunque el recuento final de votos en el colegio electoral cambie. Los once votos de Missouri al 12 de noviembre quedan aún por asignarse. Podrían ser de McCain o de Obama. El resultado fue muy estrecho 0.2%, apenas unos 5 mil votos, y se registraron problemas en unos pocos pero decisivos recintos: le enviaron listas de electores equivocadas (sic!).

Hasta ahora: 365 Obama; 162 McCain. Luego de Missouri, podría terminar 365 a 173 o 376 a 162. Obama 65 millones 378 mil votos (53%); McCain 57 millones 381 mil (46%). El margen de victoria fue de 7 millones 377 mil (6.7%).

El colegio electoral demostró nuevamente sus beneficios: amplifica la victoria y refuerza la legitimidad. Por el sistema electoral con un 7% de diferencia en el voto popular se generó una diferencia de un 38% en el colegio. Por eso da la impresión que Obama barrió. Pero no fue así.

Ciertamente, el que gana una elección ganó, sin embargo ver la realidad ayuda a calibrar mejor la temperatura política. Fue una victoria significativa pero no arrolladora. Hay dos maneras de valorarla: el voto popular y en el Colegio Electoral. Está claro que la decisiva es la segunda.

¿Fue histórica en estos aspectos? No tanto. En las 15 elecciones presidenciales recientes, 1952 a 2008, por ejemplo, Reagan en 1984 logró un margen de 16 millones 800 mil votos (18%); Johnson (1964) 15 millones 991 mil (23%); Eisenhower 9 millones y medio en 1956 (15.4%); Clinton, en 1996) 8 millones 200 mil (8.5%). Todas diferencias mayores del 7% de Obama.

Los datos anteriores incluyen reelecciones en las que se suele ser más generosos con los presidentes. En primeras elecciones Eisenhower, Johnson y Bush padre. Los porcentajes de diferencia fueron bastante mayores.

Ciertamente, Obama recibió un sólido mandato como Presidente, y los demócratas también que ahora controlan ambas cámaras en el Congreso. Políticamente actuará en el marco de un presidencialismo unitario.

Las expectativas son inmensas, en el país y en el exterior. Es positivo por un lado y riesgoso por el otro. Las decisiones tienden a marchitar finalmente las ilusiones. Puede que las decepciones vengan más rápido.

En esta elección Estados Unidos ha demostrado, nueva vez, su gran capacidad de rebote, de responder a situaciones críticas con nuevos recursos e ideas. Por lo pronto, su imagen internacional ha cambiado por el momento: Obama es una esperanza. Después del 20 de enero, de su histórica inauguración, y de los primeros cien días, vendrá el enfrentamiento con la realidad.

Obama es un líder inspirado e inspirador, un hombre decente y de buenas intensiones. Ya empezó a dar: invitar a cambiar de actitud, en una cultura como la americana, es avanzar. Pero hay en ella, por igual, un alto componente pragmático. No se dejan enamorar por las palabras, como en otros lugares. Serán los hechos y los cambios que los toquen, los que dirán si se anda por caminos nuevos. Ojalá que Obama lo logre.

© Julio Brea Franco 2008
Florida, USA
Publicado originalmente en Periódico HOY de
República Dominicana
Noviembre 11-18, 2008