El gobierno no tiene la culpa de que una fuerte tormenta tropical haya interesado la geografía nacional causando cuantiosos daños. Tampoco es el Presidente el único que andaba en actividades de promoción política. En eso están, por igual, los candidatos de los principales partidos de oposición. Todos están inmersos en una campaña, que a pesar de todo no es campaña aun.

Esta contienda electoral tan prematura desde ya se siente larga cuando aun quedan algo mas de siete meses. Quizás habría menos distracciones si solo anduvieran en caravanas y mítines, los escogidos de los opositores y que al presidente le acompañaran sus amigos cercanos. Lo lamentable es que andan todos: dirigentes, activistas, pescadores de colocaciones, inversionistas en oportunidades y, claro: funcionarios -altos y medios- empleados públicos -comunes y corrientes. Este extendido involucramiento estimula la distracción de lo que no debería dejarse de hacer cada día.

Cuando el gobierno está imbuido en una actividad de ese genero es más probable que se afecte la conducción de los asuntos públicos. Pero aun en campaña, haber previsto los daños y las muertes que ha acarreado la desgraciada tormenta era difícil. Hay cosas que por mas que se quiera no se pueden evitar. La Oficina de Meteorología emitió un parte advirtiendo precipitaciones e inundaciones “efectos asociados a un sistema de baja presión localizado al Suroeste del país en aguas del mar Caribe”. Quizás debió haberlo hecho mas temprano y con mas insistencia, pero hay que reconocer que por mas afinadas que sea la tecnología del pronostico, hay un margen de incertidumbre. Siempre.

Precisamente por eso lucieron destempladas y alegres las tempranas acusaciones al poder público de no haber advertido y actuado en consecuencia. Muchas veces es dificilísimo convencer a la gente que deben ser evacuados.

Enfrentarse a los efectos mediatos e inmediatos de un meteoro de la naturaleza puede crear insatisfacciones muy variadas. Y las fallas pueden ser en diferentes momentos. Recuérdese los estragos que causara el huracán Katrina que sumergió New Orleans y una vasta zona circundante. El gobierno federal fue acusado de imprevisión, de reaccionar lento e ineficazmente en la administración de la ayuda para atender a los miles de damnificados. Luego vino la reacción: en las semanas y meses posteriores rodaron cabezas entre la alta dirigencia de la FEMA, la agencia federal encargada de esas labores.

Ese mismo espectáculo se ha visto en países de la región. ¿Acaso no fueron muy ácidas las criticas a las autoridades peruanas con el terremoto que de reciente sepultó pequeñas ciudades?

Nadie que haya sido gobierno puede hablar de eficacia ante estos problemas. Ni lo fueron cuando el ciclón David y la funesta tormenta Federico apenas un año de la instalación del gobierno del Presidente Guzmán. Muchos años después estaban los barrancones repletos de hacinados y paupérrimos damnificados. Tampoco cuando el ciclón George.

Lo que nunca ha ayudado ni antes ni ahora es la improvisación y el desorden que parecer ser consustancial a nuestra cultura. No hay planes asumidos y aprobados ni voluntad sostenida de ejecutarlo. No hay recursos humanos calificados y respetados independientemente de sus inclinaciones partidarias. Y eso es penoso siendo Republica Dominicana un país en el trayecto de los huracanes.

De todas maneras, la situación será aprovechada políticamente en el curso de esta campaña. La oposición criticara el pobre desempeño, planteará sus criticas, algunas las exagerará, vendrán las denuncias del aprovechamiento político que hará el gobierno. Y este dispondrá de un justificativo adicional a su no hacer ante algunos problemas. Y de seguro el Presidente terminara cargado en brazos por la amplia clientela que ha venido construyendo.

Si unos días antes subrayaba el Presidente su personalización del liderazgo inteligente que requiere el país para sortear los difíciles tiempos, descalificando por incompetentes y poco lúcidos a los demás, ahora la situación que es “gravísima” por el “alza de los precios del petróleo y por la tormenta Noel”. Habrá que ver quien sacara mas filo político a la desgracia.

El Episcopado ha llamado a la solidaridad. Ahora todos ofrecen misas. Es importante cerrar filas para encarar la situación. Pero lo es por igual denunciar a quienes instrumentalicen. Entre los unos y los otros.

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© Julio Brea Franco 2007
Publicado originalmente en Periódico HOY de
República Dominicana
Noviembre 6, 2007