La probabilidad que la reforma la llevase a cabo una Constituyente, desde el inicio mismo del proceso, era ínfima para no decir ninguna. Sin embargo, todavía hoy, con una semana de trabajo en la Revisora, hay voces que siguen insistiendo en ella al punto de haber recurrido a los tribunales para detenerla.

La argumentación que avanzan no tiene asidero dentro de las coordenadas del texto vigente: la modificación se ha planteado en consonancia al mecanismo de revisión establecido. Que sea una reforma total –que no altera la forma de gobierno- es permisible en ausencia de límites explícitos. La objeción que se arguye es de índole interpretativa: quiere hacérsele decir a la constitución algo que no dice.

Que se haya utilizado medios institucionales para detener la reforma no es para nada dañino. Al contrario. En el caso de un remotísimo éxito, el mundo dominicano no terminará como pretenden otros al hablar de apocalipsis cada vez que se toca al Presidente de la República. Esos planteamientos hubiesen sido más propios del Medioevo cuando cualquier desgracia se la interpretaba como furia del Supremo.

Con el tiempo se ha evidenciado que en la otrora Comisión de entendidos –tan cuidadosamente pergeñada para que fuera políticamente correcta- tenía su quinta columna. Gente que no se dimitió para en el después y fuera de ella, actuar de oposición a la propuesta introducida a las cámaras. El producto de la Comisión no vinculaba al Presidente. Eso se sabía desde el inicio, en el durante y en el después de sus trabajos. Quien había aceptado ese papel profesional no era para luego sucumbir a la tentación de empujarse al escenario político. Procederes impropios que profesionalmente suelen provocar boomerang.

Los trabajos en la Asamblea sin bien han comenzado, van lentos. A seis artículos por semana, la primera lectura requerirá unos cuatro meses sin contar las discusiones de los temas políticamente álgidos. Lo cierto parece ser que las deliberaciones tomarán su tiempo y hay que tener paciencia. Lo que no se promete es contar con una atención pública sostenida. Sera una película de largo metraje y la nuestra es una opinión pública de concentración parvularia.

La preocupación por los votos se mantendrá. Ante el “protagonismo” de los del PLD, el Presidente corrió a la casa de al lado para reunirse con el reformista preocupado por la falta de solemnidad en las dos primeras sesiones. Es encomiable este desvelo por la urbanidad y la corrección parlamentaria. El andar sin rumbo propio en todos estos años al menos ha logrado avances en educación política.

Orlando Gil no anda equivocado cuando habla de gentes “que dispara primero y luego apunta”. Eso luce lo que ocurre a unos cuantos que escriben lo que piensan, lo que quieren, o quisieran que sea aunque sea oblicuamente.

Con su 4.5% en el 2008 al PRSC se le quiso escribir el epitafio y dictaminar su destierro del sistema de partidos. En un tris se diagnosticó el bipartidismo. Aunque el paciente tiene fiebre alta, sigue vivo y coleando: 26 miembros en las Cámaras lo hace apetecible políticamente. Y por eso se le busca. Ya se verá cual será su “performance” en el 2010, pero al momento eso es lo que hay.

© Julio Brea Franco 2009
Florida, USA
Publicado originalmente en Periódico HOY de
República Dominicana
Abril 21, 2009