Es aceptable la afirmación de que las tres cuartas partes de las tareas para el montaje de la presidencial de 2008 han sido ya realizadas. Es creíble aunque la JCE no disponga en su portal de Internet de un calendario electoral dinámico, de actualización continua, que permita la comprobación de la aseveración. El icono aparece, pero no el documento. La información es útil a la transparencia incluso para las organizaciones de observación electoral internacionales.

El restante 25 por ciento de lo que aun queda por hacer se refieren a acciones y actividades que solo podrán realizarse con posterioridad a apertura del proceso electoral y del agotamiento de ciertos plazos legales. Ese es el caso del diseño de la boleta electoral que requiere el esclarecimiento previo de los candidatos y con la definición de los vicepresidentes. La impresión de los cinco a seis millones de boletas, la publicación de la normativa incluyendo las resoluciones y reglamentos. La misma logística de distribución de los materiales y útiles sólo puede llevarse a cabo cuando todo haya sido definido.

Se aprecia una actitud y disposición de trabajo en la JCE – en particular de su Cámara Administrativa- no solo de cumplir con la organización técnica de las elecciones, sino mas aun: de hacerlo bien. Ese, sin duda alguna, es un componente muy positivo que no se ha proyectado adecuadamente por las diatribas y los problemas internos, la multitud de declaraciones, algunas contradictorias, entre los integrantes del organismo.

Ciertamente, el aspecto técnico organizativo contribuye en mucho al éxito de unas elecciones pero no necesariamente todo depende de el. Hay muchos factores que pueden dinamitar los buenos deseos. No debe perderse de vista que las elecciones son un fotograma del proceso político. Que las elecciones expresan la naturaleza y las características tanto de la sociedad como del mismo sistema político en particular. Y de la lucha política.

Una presidencial –celebrada a solas- es relativamente fácil. Basta repasar algunos aspectos. Es una elección nacional para cargos nacionales inseparables: Presidente y Vicepresidente de la Republica. Por más partidos que existan, los candidatos no suelen estructurarse en más de unas pocas opciones –de 6 a 10 como máximo- tomando en consideración las alianzas y las coaliciones. No hay pues la avalancha de impugnaciones que se producen en las congresionales y las municipales. Hay estadística infame de cambios, sustituciones de candidatos que hacen las secretarias de los partidos al punto de desvirtuar sus primarias electivas.

Por otra parte, no es lo mismo manejar 6 millones de boletas de un único tipo que 13 millones, de 208 formatos diferentes. No es igual manejar 12 mil urnas que bregar con 25 mil, que es la cantidad requeridas para las congresionales-municipales. Tampoco es equivalente ofrecer un cómputo electoral que conlleva un volumen de 225 mil datos que otro de un millón, a pesar que eso ya no impacta como antaño cuando había que digitarlos. Ahora con el avance tecnológico se utiliza el escáner y la transferencia a través de un network protegido.

Los cómputos presidenciales más recientes – 2000 y 2004- se articularon en 14 y 10 boletines con una duración de 24 y 39 horas, respectivamente, para el total de mesas electorales. Las congresionales y municipales de 2002 y 2006, se ofrecieron en 18 boletines cada una, con una duración de 91 y 188 horas respectivamente. Nótese la diferencia.

Las presidenciales no son suficiente para graduar a ninguna JCE en su capacidad organizativa. La asignatura pendiente son las congresionales y municipales que han sido las que mas problemas han evidenciado de las 13 elecciones que se cuentan desde 1982 a la fecha. Ahora se escucha que se propone conjuntar dos y dejar perdidas en el desierto las municipales, a las que, de ser asi, irán a votar solo los vecinos mas cercanos.

Es importante tomar en consideración estas diferencias no para desvalorizar o degradar el mérito de quienes la organizan sino para que entendamos que los peligros de estos procesos no lo constituyen factores técnico-organizativos sino otros, eminentemente políticos, como los entendemos los dominicanos.

© Julio Brea Franco 2007

Florida, USA

Publicado originalmente en

Periódico HOY de

Republica Dominicana

Septiembre 25, 2007