En un ambiente competitivo, aunque muy imperfecto, no hay razón para plantear una oposición conspirativa. Ciertamente hay muchos y grandes problemas que aquejan al país y a sus gentes. Problemas que no se están debidamente encarando y menos con visión de futuro. Da grima como las cosas prácticamente continúan igual, años tras años, acumulándose y agravándose.

Y la clase política alienada, centrada en las mismas rebatiñas únicamente con el fin de satisfacer insaciables apetitos particulares.

Pero pretender romper reglas y esquemas en pos de una “salvación nacional” son quimeras. Nadie en su sano juicio sueña con estas fantasías delirantes. Aun asi siempre ha habido y hay insanos. Para que un sistema político explote, el cáncer debe haber hecho metástasis carcomiendo todo lo vital. Y ese no es el caso. Aunque algunos asi lo quieran presentar. Para ello las promueven con el propósito de inquietar, por politiquería, o ante el inevitable naufragio de un barco autotaladrado. Sin embargo, ningún hundimiento ha provocado tsunami alguno.

Los problemas no se enfrentan -como quieren algunos- con “mano dura”, de por sí es arbitraria y abusiva por naturaleza. Total, por esa vía, y es esa la otra cara de la moneda, se cercena la disidencia y el fructífero control que de ella dimana. El peligro es claro: se termina en un continuo seguir con mas dificultades de las iniciales ¿Cuantos crímenes no se han cometido en nombre de la paz, de la libertad y de la defensa de los pueblos? Asi no son los gobiernos que gobiernan.

Estos decires, a fin de cuenta, no afectan únicamente al gobierno, como se quiere hacer ver. Si se percibe un sentimiento de orfandad creciente, es tan grande la sabana que cubre por igual las opciones de enfrente, que por malas no entusiasman. Lo importante no es solo rechazar fantasías del género. Es hacer conciencia que de que no hay respuestas de ningún tipo, y menos auténticas entre los que no están y quieren estarlo.

Ahora también –otra de las tantas veces- se insiste en denunciar la existencia de planes de manipulación. En todas nuestras elecciones, en algunas más que en otras, se advierte este tipo de pronunciamientos. Las advertencias no necesariamente son dañinas. Pueden responder a actitudes responsables o por lo menos consecuentes. Siempre será mejor dirimir los temores antes que después, a “fait cumplit”.

Una denuncia es responsable cuando tiene algún fundamento fáctico que se apoya en evidencias específicas. Quien la formula esta en capacidad de responder con ellas sobre sus temores. Se advierte precisamente para evitarlas. Este tipo de denuncias ayudan a la diafanidad de unos comicios.

Hay muchas otras que son alegres, irresponsables, no garantizadas en indicios razonablemente sospechosos. Las motivaciones pueden ser muy variadas. Desde pretender minar la credibilidad del proceso en general hasta preparar la propia militancia para una derrota aplastante. Es un continuo en donde cabe una miríada de puntos posicionales. Por ello han de ser sopesadas en cada caso.

La reacción mas consistente, plausible y esperable de la institución que tiene la responsabilidad de organizar, administrar, reglamentar y juzgar las elecciones es la de emplazar y pedir elementos que fundamenten las denuncias. Y fue eso precisamente lo que el Presidente de la JCE hizo. Esa es la herramienta correcta que se ha de aplicar. Es la única manera para discriminar entre la denuncia fundamentada de la denuncia alegre.

Las denuncias no únicamente provienen del litoral propiamente dicho. Hay comentaristas y escribidores que no se cansan de actuar irresponsablemente. Se cuenta el caso de uno que insiste en la “votación en cadena” antes de las pasadas elecciones y que avanza que lo mismo ocurrirá en las próximas. Afirmación sin fundamento ni prueba alguna. También esta gente debe ser emplazada por la JCE para que se responsabilice.

El uso de los recursos del Estado –económicos, administrativos, y simbólicos- si que es un gran problema que amerita ser reglamentado. Pero una cosa luce cierta: el poder cuando quiere sucederse a si mismo actúa desafiando y violando controles.

© Julio Brea Franco 2007

Florida, USA

Publicado originalmente en

Periódico HOY de

Republica Dominicana

Septiembre 4, 2007