Nadie puede aventurar el costo de un proyectado edificio sin disponer de los planos y todas sus especificaciones. Es lo mismo afirmar como se ha hecho que el Estado no dispone de los recursos -por lo costoso que resultaría- para un rediseño institucional de la JCE, separando la instancia de administracion electoral de la contenciosa electoral.

Su costo eventual dependerá de la racionalidad del proyecto. Es posible que implique un costo menor reduciendo el gigantismo y la adiposidad de una burocracia en la que se aposenta un órgano colegiado integrado por una muchedumbre. Hay que hablar con papeles en la mano.

Se dicen muchas cosas sin la previa y adecuada reflexión. Verbigracia: que las Juntas Electorales de los Municipios y del Distrito Nacional han funcionado sin una distinción de funciones.

Si algo aparece muy claro en la legislación electoral y en la práctica electoral de 46 años de elecciones es el rol complejo y completo de los Secretarios de la Juntas que no se limitan, como en la Central, a asistir al colegiado sino que fungen como los verdaderos funcionarios ejecutivos en sus respectivas circunscripciones. Precisamente, desde que se comenzó a plantear la conveniencia de una diferenciación estructural y funcional en la Junta en 1986, se hacía hincapié e en esta asimetría entre las Juntas dependientes y la principal.

Ha de haber sido producto de la euforia y la excitación del momento la peregrina declaración de que, con la utilización de la tecnologia de los escáneres, en los recintos electores para el cómputo preliminar queda desterrada la posibilidad de las comisiones de seguimiento; que hasta pocos días antes del 16 de mayo todavía habían voces que clamaban por un de ellas. La tecnologia ni ayer ni hoy ha tenido ni tiene que ver con eso.

Ningún prelado ha dado resultados en elecciones pasadas ni tampoco han llegado a la JCE para hacerlo. La búsqueda de arbitrajes externos se ha debido a las deficiencias de credibilidad, a la sospecha de parcialidad y, por ende, su satelización en favor de una de las partes en liza. La potencialidad y/o realidad de estos secuestros es lo que generalmente ha motivado esta demanda por la comisiones.

No ha sido únicamente un problema de origen. Es un asunto de fracasado ejercicio de un arbitraje por naturaleza equidistante, recia y comprometida pero prudente y austera en palabras y hechos que no se ha ejercido adecuadamente. Se requiere que una función arbitral con esas características se mantenga por varias elecciones: es la única manera de “fijar” una imagen que no es a resolverse con modificaciones legales ni constitucionales.

Se advierte hoy una prisa injustificada en los planteamientos de reforma. Las cosas hay que dejarlas enfriar para pensarlas y analizarlas mejor. Todavía los partidos siguen disparando sus fusiles hacia fuera sin el necesario encastillamiento que requiere las insatisfacciones internas por sus desempeños electorales.

Seguimos siendo tan tropicales: siempre esperando ver la nieve caer con 30 grados como el cuentos peregrino aquel de García Márquez.

© Julio Brea Franco 2008
Florida, USA

Publicado originalmente en Periódico HOY de
República Dominicana
Junio 3, 2008