Cualquier necio puede afirmar que el Pico Duarte es más alto que el Monte Everest y sin embargo por mas tierra que le echen encima no podrá superar los 5 mil setecientos 61 metros de diferencia. Lo repiten de espalda a las mediciones autorizadas, Lo peor es que hay gentes que les creen.

El ejemplo es extremo, ciertamente, pero es similar a lo que ocurre con temas que se debaten, o se hablan, públicamente. Uno de estos es el relativo al voto preferencial.

Pese a la evidencia empírica, se ha dicho que es antidemocrático. Por más esfuerzos que se hagan para tratar de entender la idea que de democracia tiene esa gente, si 7 de cada 10 votantes dominicanos ha marcado una preferencia en las dos recientes congresionales (2002 y 2006), no hay razón alguna para sostener que es elitista.

La democracia es participación y empoderamiento del “demos”. Todos los partidos se autoproclaman serlo, incluso de haber sido la herramienta de la democracia dominicana, ¿Cómo es posible que sin ton ni son quieran argumentarlo lo del voto preferencial? El fue que dio poder a los votantes para que entre el 65% al 77% alteraran el orden de las listas de candidatos. Las estadísticas están ahí y son totalmente comprobables.

Los partidos no solo deben decir que son democráticos sino demostrarlo. No basta la democracia entre partidos. También es imprescindible la democracia interna. Cualquier elección interna implica competencia, enfrentamientos y luchas. Las primarias tienen siempre el peligro de la centrifugación pero aun así no por ello deben eliminarse.

Sorprende entonces que gente inteligente y experimentada sostenga que el voto preferencial produce guerrilla interna y “canibalismo” cuando termina siendo menos dañina que las primarias. El ruido no de crea al momento de la configuración de las lista de candidato sino en un segundo momento, en las votaciones, y fuera del ámbito interno de los partidos. No se puede argumentar un efecto perverso cuando no produce divisiones estructurales. La dialéctica interna de cualquier partido responde a otras razones y causas.

Ahora resulta que el voto preferencial estimula el clientelismo cuando este es una característica de un tipo de política que se da con o sin voto preferencial. ¿Acaso no es más clientelista el montaje de las listas de candidatos entre una dirigencia que está en pleito continuo?

El dinero sucio perfora todo, compra todo. El narcotráfico no se combate únicamente con represión. La fuente de su desbordado poder está en su acumulación capitalista. Hasta que no se la dinamite seguirá siendo nocivo incrementalmente.

Los grupos económicos no pueden comprar votantes aunque si suplir dinero para las campañas pero anunciarse mucho no es garantía de conseguir el puesto si es mediante elección competitiva. El voto preferencial ni tiene culpa ni mucho menos la aumenta.

Que los partidos no lo quieran puede ser entendible aunque en ningún caso aceptable. Que los administrativos de la JCE no lo quieran, a eso hay que llamarle se le llama manipulación irresponsable de argumentos fútiles.

Y a todas luces no lo quieren pues le tienen miedo a realizar unas elecciones eficaces con el voto preferencial. Pero eso no es honesto, profesional ni institucionalmente.

© Julio Brea Franco 2008
Florida, USA
Publicado originalmente en Periódico HOY de
República Dominicana
Noviembre 25, 2008