Mi hijo Tu querías algo? Solamente me bastaba decir esas tres palabras para hacer reir a carcajadas a Tio Julio. Pues las mismas eran una imitación de mi querido, pero histrionico, abuelo Liquito. Recuerdo también como mis imitaciones del otrora Fello Subervi Bonilla hacían que le diese un ataque de risa tan fuerte, que en una ocasion hasta llamaron a la Seguridad del Supermercado Nacional porque pensaban que le estaba dando un paro cardíaco a Tío Julio.

La verdad es que no estaba preparado para su fallecimiento. Debido a que compartimos profesion, recuerdo como me comentaba de algunos proyectos que pensaba realizar, asi como otros que yo mismo le iba proponiendo. Solo nos queda terminar la publicacion de aquellos trabajos que estaban listos y organizar su extensa recopiliacion bibliografica.

Admito que no soy bueno en despedidas, puesto que no creo en ellas. Confio en que cada vez que decimos adios, no es mas que un hasta luego. Por ahora nos queda el regocijo de la labor realizada por un hombre de cualidades inmesurables, y nuestra conviccion de que ahora se encuentra en un mejor lugar en los brazos de nuestro Señor Jesús.

Para finalizar me despido con unas palabras del Apostol San Pablo que nos pide que tengamos la certeza de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, podrá apartarnos del amor de Dios manifestado en Jesúcristo, Nuestro Señor.