Escuchar opiniones y atender los puntos de vista de los demás es siempre provechoso. Consultar es un ejercicio inteligente. Pero una cosa es pedir opiniones y otra deliberar considerando con atención y detenimiento los pros y los contras o los motivos que lleven a tomar una decisión.
Pedir pareceres sobre aspectos de una constitución que se considera ha de ser modificada y actualizada a una cambiada realidad, no agota el ejercicio. Toda consulta ex-ante es útil para proyectar una reforma pero queda limitada, si después de elaborado el texto, no se somete a debate y análisis. La consulta a posteriori es tan necesaria como la anterior.
Una reforma constitucional es un proceso complejo cuando se pretende rotularlo de democrático. Para ello se requiere que sea plural, abierto e inclusivo. Ciertamente que al final habrá de tomarse una decisión política basada en fuerza política y mayoría. Pero cuando más comprensivo sea la deliberación mayor aceptación y legitimidad tendrá el producto.
Es temprano, muy temprano, para calificar con bombos y platillos un proyecto que aun espera ser conocido por el solo hecho que se pidió opinion a muchos para que expresaran qué debía cambiarse y cómo. El resto del camino es aun largo -aunque podría ser, y quizás se quiere que sea bien corto. Huelgan los piropos tempraneros.
En el reciente discurso de inauguración el Presidente apenas mencionó la reforma aunque sí expresó su deseo de que sea resultado de un diálogo que anteceda un Pacto Nacional. Si ha retenido el proyecto es porque espera que eso se concrete. Sin embargo, nada dijo del cómo instrumentarlo
Volvemos al recurso de siempre. Apelar a instancias para que, fuera de escenario institucional donde ha de ser buscado, se propicie una concertación entre las fuerzas políticas. Un acuerdo que luce difícil y poco probable por las posiciones de antagonismo que priman en algunos sectores de la oposición.
No habrá constitución como resultado de un gran acuerdo porque nunca lo ha habido y por las arrogancias reciprocas. Aun con el anzuelo de la reelección que puede ser un regalo envenenado que de seguro avivara el panal perredeista.
Previo a su alocución, a las promesas y los planes de construcciones impresionantes –parecería que el gobierno se sacó alguna lotto internacional de miles de millones de dólares- había acudido al comité político de su partido. Allí se le aprobó, y según los partes, dejó a su consideración lo del artículo 49 relativo a la reproducción presidencial.
Resulta que uno de los presidentes de las cámaras, las mismas que actuarán en función de Revisora, se apresuró, al día siguiente, a afirmar que la reforma “será debatida, discutida ‘sobre la base de los principios’. Pero a seguidas aseguraba que la pieza será aprobada sin tropiezos puesto que el PLD y sus aliados votarán a unanimidad porque son “un mandato del comité político peledeista”.
¿Se espera aplicar la fórmula de lo “suficientemente debatido”, a seguidas de un diálogo extraparlamentario para embellecer la iniciativa, proceder a una rápida aprobación?
© Julio Brea Franco 2008
Florida, USA
Publicado originalmente en Periódico HOY de
República Dominicana
Agosto 19, 2008